Incoherentes los meñiques,
gesticulan los huesitos doblados.
En la dureza se tiñe tibio.
Le insiste a la compañía que oiga atenta
como tritura ideas con los dientes.
Lo tibio de la piedra se disloca
en espasmos.
Desliza los círculos casi inexpresivos
desconfigurando su forma.
Pequeño monstruo que todos regamos dentro.
gesticulan los huesitos doblados.
En la dureza se tiñe tibio.
Le insiste a la compañía que oiga atenta
como tritura ideas con los dientes.
Lo tibio de la piedra se disloca
en espasmos.
Desliza los círculos casi inexpresivos
desconfigurando su forma.
Pequeño monstruo que todos regamos dentro.
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